Cualquiera puede hacer un auto 4×4 capaz de forma convencional. Suspensión levantada, ejes reforzados, placas de deslizamiento y llantas todoterreno. Y sabe algo, a donde vamos no necesitamos llantas. Porque este es un Mercedes-Benz Clase G que desecha los cauchos y opta por una solución poco ortodoxa: orugas. No es el primer 4×4 en utilizar este sistema, pero ciertamente es diferente y llamativo.
Cuando un proyecto 4×4 se aleja de lo convencional es que se obtienen resultados interesantes. Como el uso de ejes pórticos, o un auto que jamás fue concebido para escalar montañas. Este Mercedes-Benz Clase G con orugas es obra de Delta 4×4, un especialista en modificaciones extremas para vehículos todoterreno de todo tipo, como el Suzuki Jimny o Volkswagen Amarok. Viendo sus proyectos, esta conversión seguro es mucho mejor que el Focus de Richard Hammond en aquel especial del Grand Tour.
Capricho suizo
El Clase G o G 500 que ve aquí pertenece a un acaudalado cliente suizo, que para llegar a su casa invernal en los Alpes le pidió a Delta 4×4 esta modificación tan especial. Porque las motos de nieve son para gente del común. Claro que no lo culpo, por más divertida que sea una moto de nieve, nada como el confort de una Clase G moderna que también puede conquistar las mismas cumbres nevadas.
Para hacer espacio a las orugas, Delta 4×4 sube la suspensión del Mercedes-Benz Clase G unos 20 cm. Considerando que el modelo estándar tiene 24 cm de despeje, este tanque germano se eleva con confianza de sobra sobre los picos helados de los alpes suizos. Los pasos de rueda también son ensanchados para acomodar el nuevo sistema de orugas. Por cierto, esta conversión se puede revertir, lo que significa que este Clase G puede usar ruedas normales en el verano, y sus zapatos de tanque en invierno.
Una defensa reforzada y rejilla de carga en el techo complementan los cambios, pero eso es todo realmente. El Clase G es un todoterreno muy capaz en su forma estándar, así que no necesita mucho para mejorar. Con calculadora en mano, toda esta conversión cuesta casi 150.000 dólares, eso sin contar el precio casi similar de una G 500. De ese valor, al menos 50.000 se requieren para que el gobierno suizo homologue los cambios y permita su circulación legal. Por algo Suiza es hogar de las personas más acaudaladas del planeta.