Entre tanto revuelo que causó el Lamborghini Revuelto, algo totalmente desapercibido se coló por la puerta trasera y escapó la memoria colectiva de muchos. Puede que aquel sea el primer híbrido en masa de Lamborghini, pero no es el primero de su tipo en abandonar las puertas de Sant’Agata Bolognese. Como muchos otros proyectos que emprendió la casa italiana, del que le hablaremos hoy tenía todas las de ganar y se quedó en nada, perdido en el banco de memorias automotrices olvidadas o el placard de los diseños olvidados. ¿Qué piensa usted cuando le recitamos el nombre Lamborghini Asterion LPI-910-4 híbrido?
Seguramente pensará que es un invento, una locura generada por la inteligencia artificial de ChatGPT. No faltará el “sabiondo” que corre a la velocidad de la luz solo para decir que “el primer híbrido de Lamborghini fue el Sián”. Tiene razón si contamos solo modelos de producción, pero el Lamborghini Asterion estuvo tan cerca, que en ese momento no tenía mucho competidor híbrido que le hiciera frente en el universo de deportivos exóticos.
De toros místicos y otros cuentos híbridos
Asumiendo el nombre del minotauro y cuento favorito, a opinión de quien le escribe, de Jorge Luis Borges, el Asterion era una firme declaración de Lamborghini. No necesariamente en términos de diseño o de desempeño, sino de exclamar: vamos adelante de los demás porque tenemos un hypercar híbrido, apuesto que ni Maranello ni esos molestos alemanes lo han pensado.
Tenían algo de razón, para el momento que se desarrollaba el Lamborghini Asterion (2013), apenas estaba por emerger el Porsche 918 híbrido y la curiosidad que fue el BMW i8. La ventaja que tenía el Toro frente a Porsche o algo como el McLaren P1 era el segmento. Aquellos dos eran hypercars agresivos producidos en cantidades limitadas, mientras que el Asterión sería un grand tourer extremo ubicado en un peldaño equiparable al Gallardo/Huracán. Segmento que solo el i8 y luego el Honda NSX llenaron de alguna forma.
Todo esto es especulación, pero Lamborghini venía de un momento interesante. Cinco o seis años antes intentaron lanzarse al mercado de los sedanes de lujo con el proyecto Estoque. Aquel estuvo a milímetros de ser una realidad, pero que nos dejó con las ganas de ver lo que era un Gallardo de 4 puertas con un diseño de infarto. El Asterion, o al menos lo vemos así, era cuestión de orgullo para sacarse esa espina, de lanzarse a un segmento nuevo y triunfar en el proceso, de ser los primeros en tener un híbrido de sus características.
La elegancia hecha Lamborghini
Si hay algo que sabemos de los italianos es que quieren ser los primeros y desean mantener su orgullo intacto. La consigna era simple: crear un supercar híbrido y elegante, un grand tourer que conviva entre la locura del Aventador y el Huracán. Lamborghini confió el diseño a Filippo Perini, responsable tras joyas como el Alfa Romeo 8C, el fallido Estoque sedán, Aventador, Miura Concept y el Urus.
La decisión fue tomar el chasis de un Aventador y colocar una suntuosa carrocería sobre él, con ciertos tintes del extinto Gallardo y una marcada silueta retro. Esas líneas suaves evocaban al Miura, exhibiendo una elegancia poco característica de Lamborghini pero que era suficiente para separarlo de sus otros dos modelos. Casi que evocaba las raíces de la marca, cuando Ferruccio Lamborghini creó el 350 y 400 GT. En otras palabras era una belleza, con un frente serio pero amigable, una forma de cuña musculosa con bordes suaves y nada de elementos bruscos que arruinasen el exterior.
Para Perini y Centro Stilo Lamborghini, este no era un concepto más. No lo diseñaron para deslumbrar en un par de eventos y luego guardarlo lejos del público, destino de muchos prototipos. Era un Lambo destinado para producción, totalmente funcional y deseoso de exclamar “señoras y señores ESTE es el futuro de Lamborghini”.
Uno, dos… ¡cuatro motores!
Los paralelos con el futuro comienzan aquí, porque la configuración del motor es muy similar al nuevo Revuelto. Solo que Lamborghini optó por el V10 del Huracán, refinado para erogar 602 caballos de potencia hacia las ruedas traseras. En las delanteras vivían dos motores eléctricos, que juntos producían otros 296 equinos. Las baterías de ion-litio vivían bajo el túnel de la transmisión, justo como el Revuelto de la actualidad o un Corvette E-Ray. Y había un tercer motor que asistía a la transmisión secuencial de 7 marchas.
Vectorización de torque era otro elemento clave del tren motor híbrido del Lamborghini Asterion. La gran diferencia es que los motores eléctricos eran independientes del V10, y en esencia otorgaban más tracción y potencia en aceleración. Al igual que el Revuelto, el Asterión era enchufable y prometía un rango eléctrico de hasta 50 km. Hoy en día eso es lo común en vehículos híbridos normales, pero hace 10 años no lo era.
Armado de coraje y muy a pesar del peso de su creación, unas 1.8 toneladas, Lamborghini se plantó firme en el Salón de París 2014 con el Asterion. Bello por donde se le vea, un propulsor radical y prometedor, Lamborghini tenía un ganador en sus manos. Ni el Grupo VW ni Audi los detuvieron en su carrera, la cual parecía no tener muros en la costa pero que tristemente estaba condenada a terminar mucho antes de iniciar.
Tan cerca y tan lejos
Stephan Winkelmann, todavía CEO de Lamborghini, por esos tiempos decía con mucho orgullo que este era el camino a seguir de la marca. El futuro estaba en los híbridos enchufables, y no sabía cuánta razón tenía. El problema con esta historia es que no fue Asterion sino Sián el primero, y una década después del proyecto el primer híbrido enchufable en masa de Lamborghini llegó bajo la misma intención.
Urus, esa es la razón por la cual el híbrido de Lamborghini se truncó. Llegó un momento en el que era producir el Asterion en números limitados como un McLaren P1, o perseguir la idea del Urus y producirlo en masa, y la decisión en retrospectiva fue la más indicada. Gracias al Urus Lamborghini vive una época fructífera, y así nos duela gracias a esa gallina de los huevos de oro es que Sant’Agata Bolognese se puede dar el lujo de producir más cosas sin miedo al éxito.
Y así fue que terminó la historia del Asterion, olvidado como el primer híbrido real de Lamborghini. Un exótico adelantado a su tiempo, que hasta incluía construcción e interior con materiales reciclados. Desafortunadamente el Asterion y el Urus no podían compartir espacio en los planes de Lamborghini y uno tuvo que ceder. A la historia le quedó un precioso concepto con desempeño supremo y una elegancia que parece eludir a Lamborghini hasta el día de hoy; prueba de que en algún momento de la historia la casa de Ferruccio estuvo a la vanguardia, pero no pudieron capitalizar por fuerzas ajenas a ellos.