BMW-XM-Label-Red
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En lo que a multiversos se refiere, nos tocó el peor en cuanto a vehículos M. Seguro, tenemos el flamante 3.0 CSL modernizado o la bestia que es el M5 CS, el cual poseía el título de BMW M más potente de la historia. Así en pasado, porque el nuevo dueño de ese título es un vehículo tan sacrilegioso que el Papa accedió a excomulgarlo, y apuesto a que muchos lo comprarán con gusto. La secuela del controversial BMW XM está aquí y se llama Label Red.

Hay un dicho en inglés perfecto para describir al BMW XM Label Red, y dice así: “put lipstick on a pig”. Nuestro equivalente es “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, haciendo referencia al primate y no una persona rubia. BMW puede colocar todos los adornos que quiera al rostro aterrador del XM, literalmente aplicando labial (lipstick), pero no cambia el hecho que este es un vehículo que nadie pidió con un diseño terrible. Es como si BMW se tomara a pecho las críticas y saliera cada vez más con vehículos esperpénticos, a ver si eso calma las críticas.

No queremos ser duros pero es que no hay ángulo que le favorezca al XM y sus acentos rojos. Es llevar el diseño de amores y odios a un nuevo nivel.

Qué pasó BMW M… antes eras chévere

La cuestión con el BMW XM y su variante Label Red no es meramente estética. A diferencia de un whisky Red Label que posee un sabor fuerte y reafirmante, el XM es la ilusión de desempeño y lujo. Es cierto que su V8 de 4.4 litros combinado con la asistencia híbrida produce la friolera de 738 caballos de potencia y un colosal torque de 1000 Nm. Eso es 100 hp más que el XM regular, y también le ayuda a rozar los 290 km/h e ir de 0 a 100 km/h en 3.8 segundos. Cosas que un BMW X5 M Competition puede igualar sin ser tan colosal.

Ese es el meollo del asunto: es innecesario, enorme y con un ego titánico. Como una morsa con frac, podrá ser musculosa pero sigue ostentando el tamaño de una morsa. El XM regular pesa 2.75 toneladas y el Label Red es la versión más opulenta y potente, así que agregue al menos otros 50 a 100 kilogramos a la mezcla. Para fortuna de BMW existe la tecnología que permite a la suspensión lidiar con ese lastre en las curvas y en aceleración, produciendo un manejo más bien de nube que el de un deportivo de verdad. Tendrá la letra M, pero el propósito de este vehículo es competir con un Bentley Bentayga y Rolls-Royce Cullinan, en vez de un Lamborghini Urus o Porsche Cayenne.

Y sí, el Grupo BMW fabrica al Rolls y al XM, irónico. Ayudando a las aspiraciones de “falsa deportividad”, los ingenieros bávaros agregan un sistema AWD con diferencial de deslizamiento limitado (LSD), frenos de disco compuestos con seis mordazas adelante y estabilización de chasis. Por cierto, la batería es de 25.7 kWh, se puede cargar en 4 horas con el cargador incluido (7.4 kW) y ofrece un rango 100% eléctrico de 75 a 83 km.

Bimmer de lujo, no de alto desempeño

Por más que BMW insista que el XM y la variante Label Red son de alto desempeño, la realidad es que es un auto exclusivo. Más que cualquier otro Bimmer, aparte del Serie 7. Es la idea de lujo con agresividad y diseño como ningún otro. Los acentos rojos que “emulan” el diseño de la van GMC de los Magníficos son exclusivos de un modelo “Label Red Edition” que solo tendrá 500 unidades. ¿Lo ve? BMW apunta al lujo y exclusividad. Es un gran monumento sobre ruedas que insiste que lo vean a donde quiera que vaya, para el billonario con gustos excéntricos o sin vergüenza de mostrar sus fetiches.

El interior es otra carta de amor a la decadencia que solo existe en el universo del Marqués de Sade. Donde un M convencional tendría fibra de carbono, el XM luce cuero y alcántara, superficies satinadas, patrones en forma de diamante y para esas 500 unidades un interior bitono. También está el sistema iDrive 8 con dos pantallas, un sistema de sonido Bowers & Wilkins para creerse discoteca andante y hasta conducción semi autónoma. Piense en ello: un M que la marca quiere que se conduzca solo, en vez de que usted lo controle.

Del diseño sobran las palabras, es controversial y poco agraciado; quien le escribe no esconderá lo poco agraciado que resulta. Quizá es un alivio que su precio sea, al menos por estimaciones, cercano a los 200.000 dólares. Así evita que muchos accedan a esto y opten por un M5 E28 o M3 E30 Evolution II, clásicos M de verdad que ya son coleccionables.

El sector demográfico al que va dirigido este monolito a la opulencia queda claro en su suporte lumbar. BMW ya sabe que los que compren esto serán personas de edad con la percepción de la realidad alterada.
Andrés Suárez
Cine🎬/Fotografía📸/Autos🚗. A veces hablo locuras sobre carros en Fuel Car Magazine.

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